Si los ruidos cotidianos como un grifo que gotea o alguien que mastica o hace clic en un bolígrafo le irrita o entra en pánico, es posible que sufra de misofonía.
Miso- (odio) fonía (sonido) significa reacciones fuertes a sonidos selectivos. No debe confundirse con la hiperacusia, en la que el sonido se percibe como anormalmente fuerte o físicamente doloroso. La hiperacusia y la misofonía son trastornos relacionados con la «disminución de la tolerancia al sonido». Sin embargo, la hiperacusia es una condición en la que la información auditiva es insoportablemente alta. En la misofonía, se trata de repetir (o patrones de sonidos) que son intolerables.
Qué causa la misofonía?
Los sonidos como masticar, respirar, teclear son considerados por la mayoría de las personas como sonidos «normales» y son ignorados como sonidos de fondo en la escucha diaria. Sin embargo, para un grupo de personas estos sonidos no sólo distraen, sino que también evocan un fuerte sentimiento de enojo acompañado de un impulso para escapar de la situación que produce estos sonidos.
Esta condición, marcada por la sensibilidad a un grupo selectivo de sonidos, recibió el nombre de «misofonía» (odio a los sonidos) hace casi una década. Dado que los sonidos que actúan como «desencadenantes» en esta condición son bastante comunes en el hogar, en el lugar de trabajo y en las reuniones sociales, la misofonía tiene efectos devastadores en la vida social, familiar y personal de la persona que la sufre.
Síntomas de misofonía
Los síntomas de la misofonía aparecen a menudo en la infancia tardía, pero su aparición se puede observar a cualquier edad. En general, comienza con un solo sonido de disparo. A continuación, se añaden más sonidos a la lista de desencadenantes.
Tratamiento de la misofonía
Actualmente, no existe cura o tratamiento para la misofonía. Sin embargo, tu médico puede remitirte a diferentes tipos de terapia.
Vivir con la misofonía
Las personas que sufren de misofonía menudo se sienten alienadas y incomprendidas porque otros pueden considerarse las histéricas o demasiado sensibles. A menudo ayuda ver a un médico especialista para obtener un diagnóstico como prueba de que no te la estás inventando. Dependiendo de la gravedad, puede tener consecuencias graves para las personas con misofonía.
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