En julio, quinto mes seguido en que los inversionistas extranjeros han dejado posiciones de deuda en México, salieron del país mil 174 millones de dólares. Este flujo se ha ido reduciendo desde marzo pasado, cuando la salida de estos recursos alcanzó hasta 7 mil 681 millones de dólares, exhibió el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF).
México, como otros mercados emergentes, está sujeto a la combinación de un crecimiento deficiente y un espacio fiscal limitado. Es una condición que existía previo a la pandemia de Covid-19, ello implica que las políticas para impulsar el crecimiento están restringidas, informó.
Tal como en Brasil, Sudáfrica, incluso Argentina, en México el crecimiento ya era una preocupación previo alCovid-19, pero además la inversión también estaba limitada por lo que “puede que la desaceleración sea estructural”, detalló.
Si bien en un contexto de inflación global moderada relajar la política monetaria en las etapas iniciales de la crisis fue relativamente sencillo, en México e India se está viendo un aumento de la inflación debido a la interrupción de la oferta que atrajo el confinamiento, al tiempo que la inflación subyacente se está suavizando debido a la depresión de la demanda.
El IIF expuso que apuntar a los superávits fiscales puede contrarrestar los efectos negativos de las diferencias entre tasas de interés y crecimiento, «pero es exactamente lo contrario de utilizar la política fiscal para respaldar el crecimiento». Mientras tanto, el costo del endeudamiento es alto al compararse previo a la crisis.
Así que, “manejar el choque de Covid-19 bajo una actividad ya débil y un espacio limitado para flexibilizar las políticas coloca a los países en una situación frágil en la que los choques del mercado pueden empeorar aún más”, abundó.