Tony Evers, gobernador de Wisconsin, declaró ayer el estado de emergencia después de que varios comercios del condado de Kenosha fueron saqueados en los disturbios desatados luego de que el afroestadunidense Jacob Blake, estando desarmado, fue baleado por un policía blanco.
La ira volvió a las calles de Estados Unidos, donde miles de personas de varias ciudades salieron en respaldo a Blake, quien podría quedar paralizado. Las movilizaciones contra el racismo y la brutalidad policiaca tuvieron la misma consigna: sin justicia no hay paz
.
Como ocurrió luego de que un policía blanco asfixió a George Floyd en mayo, la agresión contra Blake frente a sus hijos en Kenosha, Wisconsin, fue filmada por un testigo la tarde del domingo pasado.
Las imágenes muestran a Blake, de 29 años, perseguido por dos policías y baleado cuando trataba de subir a su auto, donde estaban sus hijos de tres, cinco y ocho años.
Un agente lo toma de la camiseta cuando abre la puerta del vehículo e intenta abordarlo. El policía dispara. La grabación permite escuchar siete tiros. ¿Qué justifica esos balazos? ¿Qué justifica hacerlo ante mis nietos?
, preguntó el padre de Blake en declaraciones al diario Chicago Sun Times.
Herman Poster, primo de la víctima, declaró que Blake tuvo una segunda cirugía ayer, pues los médicos buscan hacer reaccionar algunos nervios
.
Los dos policías fueron suspendidos y se abrió una investigación.
Miles de personas se reunieron de manera pacífica ante un tribunal de la ciudad, pero tras el toque de queda los manifestantes lanzaron antenoche botellas y fuegos artificiales e incendiaron un auto y un inmueble. La policía respondió con gas lacrimógeno.
En Minneapolis los manifestantes quemaron una bandera de Estados Unidos. Unas 200 personas salieron a protestar en Nueva York, y en Portland, donde desde la muerte de Floyd las marchas contra la brutalidad policiaca y el racismo son casi a diario, los inconformes corearon el nombre de Jacob Blake.