Prisas, nervios, ansiedad, problemas personales, dificultades laborales y demás causan una respuesta fisiológica de nuestro organismo en forma de cambios bioquímicos y hormonales que tienen como objetivo fundamental avisarnos de un peligro y poner en marcha los mecanismos de defensa oportunos para eludirlo o enfrentarlo.
El problema es que si esta respuesta ha de ponerse en marcha de manera habitual o adquiere niveles patológicos, repercute negativamente en el funcionamiento de muchos sistemas y órganos de nuestro cuerpo, incluyendo los ojos. Algunos de estos problemas son de carácter leve, pero otros representan un riesgo bastante más serio.
Principales problemas visuales asociados al estrés
Mioquimias
Más conocidas como tics, son temblores en los ojos provocados por el movimiento involuntario de determinadas fibras musculares situadas alrededor de los ojos que habitualmente sí controlamos cuando queremos mover los párpados. Normalmente, estos tics afectan al párpado inferior, aunque también pueden darse en el superior. Su aparición es espontánea y tiene una duración variable desde un día a dos o tres semanas, después de las cuales desaparece sin dejar secuelas. Se asocia claramente a estados de estrés, tensión nerviosa, falta de sueño y consumo excesivo de cafeína u otros excitantes. Normalmente, masajear la zona y descansar adecuadamente soluciona esta molestia rápidamente.
Blefaritis
O lo que es lo mismo, inflamación de los párpados. Este problema suele estar asociado a la sequedad ambiental, una circunstancia que se produce cuando pasamos demasiadas horas en recintos cerrados con climatización (aire acondicionado fundamentalmente) o realizando tareas frente al ordenador y otros dispositivos móviles. La blefaritis por estrés es muy molesta. Causa picor, irritación, sensación de tener arenilla en los ojos, enrojecimiento, visión borrosa e incluso sensación de quemazón. En los casos menos severos es recomendable refrescar la zona y limpiarla con colirios específicos, además de lubricar el ojo con lágrimas artificiales. En los casos más graves el oftalmólogo puede recetar un antiinflamatorio tópico.
Fatiga visual
También llamado estrés visual o astenopía, suele estar provocado por pasar demasiadas horas con la vista fija en pantallas de ordenadores, tabletas o teléfonos móviles. Causa dolores de cabeza, dificultad para enfocar la vista que puede impedir incluso leer, cansancio general, visión borrosa o visión doble. No tiene relación con la vista cansada, que es un deterioro normal de la agudeza visual asociado al paso de los años. La fatiga visual afecta a prácticamente todas las personas que trabajan con ordenadores o dispositivos similares. Para evitarlo, es conveniente hacer descansos cada hora para parpadear y enfocar la vista en otro punto que esté más alejado que la pantalla. Además, hay que prestar atención a la iluminación (mejor trabajar con luz natural), al deslumbramiento que puede ocasionar la luz de la pantalla y a la ventilación del recinto en el que trabajamos.
Coroidopatía serosa central
También llamada maculopatía serosa central, esta dolencia ocular asociada al estrés, al embarazo o a circunstancias hormonales, es más grave que las anteriormente descritas, suele causar problemas más duraderos y además asusta más a los que la sufren; curiosamente varones en su mayoría.
Se caracteriza por una inflamación de los vasos que irrigan el ojo, que pierden impermeabilidad. De esta forma, el líquido que contienen se filtra y va ocupando el espacio entre la retina y la capa que está por debajo de ella; la coroides. Esta filtración afecta a la función de la mácula, una zona minúscula de la retina, pero de gran importancia para ver con claridad. La maculopatía serosa central causa una reducción brusca de la visión en un ojo o en ambos, defectos en la visión central consistentes en una mancha oscura que impide leer o apreciar detalles pequeños, líneas que se tuercen al leer, sensación de que los objetos que nos rodean son más pequeños de lo habitual.
Normalmente desaparece progresivamente al tiempo que disminuye el factor estresante. No obstante, es conveniente acudir al oftalmólogo para que haga una exploración de fondo de ojo. En función de los resultados de esta prueba puede considerar la necesidad de aplicar algún tratamiento, dado que hay casos que se complican y tardan más de tres meses en curarse, lo que puede repercutir negativamente en la visión. Asimismo, hay que permanecer alerta porque es frecuente que después de haber sufrido episodios de este tipo en un ojo, se repitan en el otro.
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